En el corazón de la localidad de Barrios Unidos, en el barrio Muequetá, se encuentra un espacio que no solo ofrece techo, comida y abrigo, sino también amor, respeto y segundas oportunidades para perros que han sido abandonados o que han vivido en condiciones vulnerables. Ese espacio es el hogar de Marcela Tibaquira Rodríguez, una mujer de 30 años, vecina de la localidad, que hace cinco años decidió transformar su vida para dedicarla al rescate y protección de animales.
Lo que comenzó como una iniciativa personal y espontánea —ayudando a unos pocos perros en su antiguo hogar en Chapinero— ha crecido con el tiempo hasta convertirse en un hogar de paso comprometido, donde hoy conviven 14 perros, de los cuales 9 están listos para ser adoptados. Marcela cuenta que se mudó a Barrios Unidos en busca de un espacio más amplio, no solo para ella, sino para poder seguir ayudando a más animales. “Al principio tenía cinco perros, de los cuales dos eran míos. Ahora tengo cinco que son parte de mi familia y nueve a los que les busco hogar”, comenta.
Este proyecto de vida lo sostiene con esfuerzo propio. Durante un tiempo vendía productos para mascotas como alimento deshidratado, pero actualmente depende principalmente de sus propios ingresos, del apoyo de su madre y su hermana, y de la generosidad de vecinos y conocidos que, conociendo su labor, colaboran con lo que pueden: comida, camitas, collares, cobijas e incluso colchones en buen estado.
“Siempre lo que más se necesita es comida, especialmente concentrado Chunki de pollo, que es el que les doy. También me ayudan con camas y cobijas. Yo les tengo un calentador, duermen abrigados, y ahora incluso les estoy haciendo pijamas para el frío. Son parte de la casa, son parte de la familia”, cuenta Marcela con ternura.
Sin embargo, su propósito no es solo brindarles una vida digna temporalmente, sino conseguir para ellos hogares definitivos donde sean amados y cuidados. Los animales que están en adopción están bien socializados, reciben seguimiento después del proceso y Marcela acompaña a las nuevas familias con asesoría para que la transición sea adecuada tanto para el perro como para sus adoptantes. “No se trata de entregar un perro y ya, yo acompaño el proceso, porque lo importante es que el animal no sufra y que su nueva familia sepa que puede contar conmigo si necesita orientación”, afirma.
Conscientes del impacto positivo de esta labor y con el objetivo de apoyar la adopción responsable de animales, la Alcaldía Local de Barrios Unidos publicará en sus redes sociales oficiales los perfiles de los nueve perros que actualmente esperan por una familia. Se invita a la ciudadanía no solo a considerar la adopción, sino también a compartir o repostear estas publicaciones, ya que esa es otra forma importante de ayudar: multiplicar las oportunidades de que estos perritos sean vistos y adoptados.
Las personas interesadas en adoptar o en realizar donaciones en especie (alimento, camas, collares, cobijas, juguetes) pueden comunicarse al número 311-552-34-28.
Marcela también rescata gatos, aunque estos son parte permanente de su hogar. Cada vida cuenta, y cada animal que logra un nuevo comienzo representa una victoria para ella y para toda la comunidad.
Desde la Alcaldía Local de Barrios Unidos, reconocemos y celebramos este tipo de iniciativas ciudadanas que, con dedicación y solidaridad, aportan a la construcción de una localidad más humana, solidaria y responsable con los animales. Seguiremos apoyando y visibilizando a quienes, como Marcela, hacen la diferencia desde lo cotidiano.
Adoptar es un acto de amor. Compartir también lo es. Súmate a esta red de cuidado animal. Juntos podemos lograr que cada perro rescatado encuentre el hogar que merece.
